martes, octubre 20, 2009

sábado, agosto 15, 2009

¡¡En construcción!!

miércoles, agosto 05, 2009

¿Qué son las matemáticas?


Por: Romy Bernal Díaz
Periodista
En mi época de estudiante secundaria me encantaba resolver ecuaciones de segundo grado, problemas trigonométricos y estadísticos. Una adicción estudiantil fomentada por maestros y padres, que realizaba paralelamente junto a una manía nada educativa: ver televisión.

Recuerdo muy bien que pasaba tardes enteras resolviendo guías de ejercicios mientras veía ‘Tardes de Cine’ en el canal nacional; en ese tiempo los números se robaban mi atención, eran un desafío que no podía ignorar. Ejercicios resueltos mecánicamente, números sin pasado (hijos de un sistema educativo preocupado por el producto y no la enseñanza), pero extrañamente cautivadores.

Incluso cuando estudiaba periodismo y volvía a casa en vacaciones para descansar, rescataba viejos cuadernos de cajas humedecidas y me sumergía en las matemáticas para no olvidarlas. Y, era mi hermana pequeña – cuando solicitaba mi ayuda para realizar sus tareas – quien conseguía que las matemáticas, ausentes de mi carrera humanista, se apoderaran de mi vida por un par de horas.

Diez años más tarde, cuando no he tocado los viejos cuadernos hace tiempo, me desvelo pensando ¿qué son las matemáticas? Sincera soy al decir que esta duda no fue espontánea, sino que surgió a partir de la lectura del artículo “El porvenir de las matemáticas”, escrito por Julián Sanz Pascual, en el fascículo 21 de la Revista Española ACTA (Asociación de Autores Científicos-Técnicos y Académicos).

Allí señala que “las matemáticas se diferencian de otras ciencias de la naturaleza en que no tienen un objeto material de referencia. Así la física, por ejemplo, versa sobre la materialidad del mundo inanimado, mientras que la biología lo hace sobre el animado”; desde la lectura de estas líneas las matemáticas se convirtieron en una incógnita que debía encontrar.

No sabía cuando comencé a investigar que ni siquiera matemáticos, científicos y filósofos han llegado a un acuerdo para definirla y, menos aún, que su historia hubiese sido forjada por estudiosos de diversas culturas a lo largo de miles de años. Los cuadernos humedecidos sólo tenían ejercicios al igual que los libros de la biblioteca pública y universitarias; internet entregó información más diversa, pero fueron tantos datos que mencionar todos los resultados, investigaciones y anécdotas encontradas sería igual de imposible que dibujar un punto en el espacio.

Útil para comenzar fue el listado de definiciones que Alberto Rodríguez, Licenciado en Matemáticas, recopiló en la revista electrónica Epsilones, tres de las cuales enuncio a continuación: “Es el estudio riguroso de mundos hipotéticos. Es la ciencia de lo que podría haber sido o podría ser, así como de lo que es”, señala el físico norteamericano Murray Gell-Mann (1).

Su colega alemán, Albert Einstein (2), por otro lado, dijo: “¿Cómo puede ser que las matemáticas, siendo después de todo un producto del pensamiento humano independiente de la experiencia, estén tan admirablemente adaptadas a los objetos de la realidad?”. ¡Cuestionamiento que resumió todas mis inquietudes, pero sin terminar con ellas!

Y, por último, Bertrand Russell, matemático británico (3), explicó: “Las matemáticas puras consisten enteramente en afirmaciones como (...) si tal proposición es verdadera de algo, entonces tal otra proposición es verdadera de esa misma cosa. Es esencial no discutir si la primera proposición es o no es verdadera, y no mencionar qué es el algo de lo que se supone que es verdadera (...) Si nuestra hipótesis es sobre algo y no sobre cosas más concretas, entonces nuestras deducciones constituyen matemáticas. De ese modo, las matemáticas pueden definirse como la disciplina en la que nunca sabemos de lo que estamos hablando, ni si lo que estamos diciendo es verdad”.

Obligada por la cautela ante tales afirmaciones, era preciso aterrizar el análisis sobre la existencia de las matemáticas por medio de hechos históricos. El nacimiento de éstas se remonta a las primeras civilizaciones, papiros del Egipto y la China Antigua revelaron que poseían un sistema de numeración jeroglífico, números enteros y fracciones, y que resolvían problemas específicos asociados a la agricultura, a la construcción de templos y tumbas, impuestos, etc. Tablillas de arcilla con escritura cuneiforme que los babilonios nos legaron muestran sistemas de ecuaciones y problemas geométricos; en tanto, y pese a que existen pocos documentos matemáticos, se sabe por algunos de éstos que en la India Antigua se utilizaron correctamente los números negativos y el cero, y que el sistema de numeración decimal que hoy utilizamos es de procedencia hindú. (4)

Resultan indiscutibles los aportes de estas civilizaciones a las matemáticas, cuyos principios generales sentaron las bases para que pensadores griegos de distintas escuelas helenísticas –como Pitágoras (VI-V A.C.), Tales de Mileto (VII-VI A.C.), Euclides (IV-III A.C.), Arquímides (III A.C.), Apolonio (III-II A.C.)– dieran vida a lo que llamamos Matemáticas y, junto a árabes –como Al-Khowarizmi (VIII), Edin (XIII), Khayyam (XVI), Kashi (XV)– de escuelas musulmanas fundadas a partir de la segunda mitad del siglo VIII, realizaran una formulación teórica que no existía hasta el momento y que permitió continuar con su desarrollo durante la Época Medieval y el Renacimiento.

Ilustrar las operaciones, teoremas, axiomas, cálculos, progresiones, proposiciones, ecuaciones y problemas que Fibonacci (1180-1250), Copérnico (1473-1543), Viete (1540-1603), Kepler (1575-1630), Cavalieri (1598-1647), Descartes (1596-1650), Fermat (1601-1655), Leibniz (1646-1716), Laplace (1749-1827), y Gauss (1777-1855), por mencionar algunos, realizaron desde sus áreas de estudio es tarea de matemáticos, yo sólo puedo decir que éstos contribuyeron con su conocimiento a construir lo que conocemos como Matemáticas en la actualidad y las distintas disciplinas que la componen: Álgebra, Conjuntos, Geometría Plana, Trigonometría, Geometría Analítica, Métodos Integrales y Diferenciales, Análisis Infinitesimal, Cálculo de Probabilidades, entre otras.

Opiniones habrá que aseguren faltan nombres destacados en esta lista, lo cual no podría rebatir, pero tampoco fue mi intención nombrar a todo aquel que sumó sus investigaciones al proceso de crecimiento de las matemáticas, sino más bien establecer que fueron cientos de horas de trabajo que filósofos, arquitectos, navegantes, matemáticos, astrónomos, físicos y otros pensadores, de distintas épocas y culturas, dedicaron a responder las dudas que los desvelaban.

No puedo imaginar si las respuestas que encontraron fueron totalmente satisfactorias o si sabían que sus trabajos formarían la base teórica para sus sucesores. Yo, al menos, ya no tengo insomnio, y aunque la pregunta ¿qué son las matemáticas? aún revolotea en mi cabeza, ahora sé que para comprenderla mejor necesito retroceder en el tiempo, poseer una capacidad de abstracción de la realidad y fe en la construcción del hipotético mundo de los números que construyeron nuestros antepasados. Infinitas son las posibilidades que nos presenta el futuro de las matemáticas, ya que el conocimiento no se detiene mientras discutimos su certeza o vemos programas insulsos en la televisión.


..........
(1) (Nacido en 1929) Son notables sus trabajos con partículas elementales, premio Nóbel de Física 1969.
(2) (1879-1955) En 1905 publicó su teoría de la relatividad restringida y en 1916 su teoría de la relatividad generalizada. Premio Nóbel de Física 1921, por su descubrimiento de la Ley del efecto fotoeléctrico y sus trabajos en el campo de la física teórica.
(3) (1872-1970) En 1953, creó junto a Albert Einstein el Movimiento Pugwash para oponerse a los peligros de la guerra atómica. Sus trabajos en las matemáticas culminaron con la publicación de ‘Principia Matemática’ en colaboración con Alfred Whitehead, obra en la que sentaba las bases de la moderna lógica formal. Filósofo y ensayista, premio Nóbel de Literatura 1950.
(4) La traducción al árabe de Brahmagupta y, por lo tanto, la reproducción exacta de la numeración hindú originó la creencia popular de que dicho sistema procede de los árabes.
REFERENCIAS
*Rodríguez, Alberto. “Definiendo la matemática”. Epsilones. Diciembre 2002. http://www.epsilones.com/paginas/t-definiendo.html (19 Mayo 2006).
*Historia de las matemáticas. http://almez.pntic.mec.es/~agos0000/
*Matemáticos célebres. http://almez.pntic.mec.es/~agos0000/

lunes, agosto 03, 2009

MÁS ALLÁ DE LO OBVIO

EL PAIS; Montevideo, 20/4/05
por Hernán Sorhuet Gelós


Pensar en un solo hogar planetario y en pertenecer a la humanidad como un único grupo social es la propuesta más innovadora y con futuro.

Si algo caracteriza a los tiempos actuales es la necesidad de adaptarse, en forma casi instantánea, a las nuevas conceptualizaciones y enfoques de la realidad. La principal herramienta disponible es la información, y el desafío: la formación de las personas. Nos cuesta aún aceptar que la Tierra no es un hogar provisto de recursos infinitos, o que la dinámica de la vida expresada a lo largo y ancho del planeta es muy vulnerable a la acción humana. De cualquier modo, son evidentes los avances, aunque insuficientes. El discurso y el concepto evolucionan impulsados por los conocimientos científicos, por el aprendizaje que impone el devenir de la vida, y por una transformación que se opera en la psiquis de las personas, replanteándose la relación del Homo sapiens entre sí y como parte indisoluble de la biosfera. Avanzamos desde los años en que se comenzó a hablar de “ecología” (ciencia que estudia la estructura y el funcionamiento de la naturaleza), para luego imponer la visión de “medio ambiente” (todo lo que existe, incluido el ser humano), recurriendo a la “educación ambiental” (proceso educativo que procura hacer entender el medio ambiente, con equidad social y compatibilidad con el desarrollo). Ahora simplificamos nuestra comprensión y relación con el mundo a través del concepto “desarrollo sostenible” (desarrollo basado en criterios no sólo económicos sino también ambientales y sociales). Son avances que han costado mucho esfuerzo lograr. Nos parece importante detenernos un instante en la idea que encierra lo que se denomina: servicios ambientales. Es que en buena medida puede considerarse una síntesis de esa evolución conceptual que intenta reubicar, a nuestra especie, en el contexto del desafiante siglo XXI. Llamamos servicios ambientales a los procesos y funciones de los ecosistemas que, además de influir directamente en el mantenimiento de la vida, generan beneficios y bienestar para las personas y las comunidades. A algunos le gusta diferenciar ecosistemas naturales de antropogénicos (creados o alterados significativamente por las personas); aunque preferimos hablar solamente de ecosistemas naturales, pues los seres humanos y todas sus creaciones, modificaciones y destrucciones son parte indisoluble de la naturaleza. Entonces los servicios ambientales son todos aquellos beneficios intangibles, cuyo uso –si es que lo tiene-, es indirecto, como por ejemplo el control de la erosión del suelo, la regulación del clima, la belleza escénica de un sitio. Algunos los confunden con bienes ambientales, seguramente impulsados por la arraigada deformación que desde siempre impuso, la idea de considerar de valor solo aquello que tiene una utilidad material para nosotros. Un bien ambiental es, justamente, un producto tangible de la naturaleza, como el agua, los peces, la madera, el suelo. Casi sin excepción a éstos bienes le hemos asignado un valor económico, y con ello, condicionado su gestión. Como esta práctica no la hemos utilizado en los servicios ambientales, se puede decir que poco sabemos de ellos. El resultado ha sido la sobreexplotación y la degradación. Entonces, comprender la idea de servicios ambientales significa entender la complejidad del mundo en que vivimos, para actuar en consecuencia. Si así ocurre, el resultado debiese ser el manejo, resguardo, conservación y mejoramiento de los ecosistemas que brindan servicios ambientales para el bienestar de la sociedad. Valorar el concepto de estos servicios requiere un trabajo arduo de sensibilización en todos los estamentos de la sociedad.

domingo, agosto 02, 2009

Premios Nacionales de Ciencias

1970 Dr. Alejandro Lipschutz (Biología)
1971 Dr. Herbert Appel (Química)
1972 Dr. Ricardo Donoso (Historia)
1973 Dr. Alfonso Asenjo (Medicina)
1975 Dr. Joaquín Luco (Biología)
1977 Dr. Jorge Mardones (Farmacología)
1979 Dr. Héctor Croxatto (Biología)
1981 Dr. Igor Saavedra (Física)
1983 Dr. Herman Niemeyer (Bioquímica)
1985 Dr. Luis Vargas (Fisiología)
1987 Dr. Danko Brncic (Genética)
1989 Dr. Gustavo Hoecker (Inmunología)
1991 Dr. Enrique Tirapequi (Física)
1992 Dr. Jorge Allende (Ciencias Naturales)
1992 Dr. Raúl Sáez (Ciencias Aplicadas y Tecnológicas)
1993 Dr. Eric Goles (Ciencias Exactas)
1993 Dr. Servet Martínez (Ciencias Exactas)
1994 Dr. Humberto Maturana (Ciencias Naturales)
1994 Dr. René Cortázar (Ciencias Aplicadas y Tecnológicas)
1995 Dr. Claudio Teitelboim (Ciencias Exactas)
1996 Dr. Nibaldo Bahamonde (Ciencias Naturales)
1996 Dr. Julio Meneghello (Ciencias Aplicadas y Tecnológicas)
1997 Dra. María Teresa Ruíz (Ciencias Exactas)
1998 Dr. Juan Antonio Garbarino (Ciencias Naturales)
1998 Dr. Fernando Monckeberg (Ciencias Aplicadas y Tecnológicas)
1999 Dr. José María Maza (Ciencias Exactas)
2000 Dr. Mario Luxoro Mariani (Ciencias Naturales)
2000 Dr. Andrés Weintraub Ciencias (Aplicadas y Tecnológicas)
2001 Dr. Fernando Lund Plantat (Ciencias Exactas)
2002 Dr. Ramón Latorre (Ciencias Naturales)
2002 Dr. Joaquín Luco (Biología)
2002 Pablo Valenzuela Valdés (Ciencias Aplicadas y Tenológicas)
2003 Dr. Carlos Conca Rosende (Ciencias Exactas)
2004 Dr. Pedro Labarca Prado (Ciencias Naturales)
2004 Juan Asenjo de Leuze (Ciencias Aplicadas y Tecnológicas)
2005 Dr. Rafael Benguria (Ciencias Exactas)

Investigación científica-tecnológica estatal

El fomento y desarrollo de la ciencia y la tecnología por parte del Estado se realiza a través de institutos especializados y creados para la investigación propiamente tal, o bien, por medio de organismos del servicio público que desarrollan proyectos y/o programas de transferencia tecnológica.
Algunos cuentan con recursos propios para desarrollar su trabajo y otros tienen que recurrir a fondos concursables como: Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR), Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT), Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico, (FONDEF), Fondo de Investigación Avanzada en Áreas Prioritarias (FONDAP), entre otros.

sábado, agosto 01, 2009

Colegios Profesionales y Sociedades Científicas


Colegios de Profesionales





Sociedades Científicas

Asociaciones y otros

NOTA: Estimado (a) visitante si su institución u organización no se encuentra en este directorio, por favor comuníquese al neaodisea@yahoo.es

miércoles, abril 29, 2009

(Periodista + Científico) x (Divulgación + Conocimiento) = Responsabilidad Social

Por Romy Bernal Díaz
Periodista

Al comenzar a escribir estas líneas no sabía como titular este texto, ni tampoco definía su naturaleza. Introducción, presentación, editorial, reseña, invitación, cualesquiera que fuera su nombre no lograba construir un discurso que diera la bienvenida al lector o incentivara al cibernauta a continuar “hojeando” este sitio.

Dos meses de monólogos existenciales no dieron frutos y, una y otra vez, era aplastada por párrafos incompletos, oraciones inconexas, frases corregidas y mal pegoteadas, borradores mutilados y condenados a reposar junto a arañas y polvo, hasta que una musa, magia o un milagro los rescataran del letargo impuesto por una enfermedad fiera: la autocensura.

Esto sí, esto no, muy técnico, muy general; o bien, ¿cómo explicaré en forma breve la importancia del conocimiento científico-tecnológico y su divulgación?, ¿qué palabras usaré para que el visitante se interese en el contenido de este sitio?, ¿dejaré contentos a periodistas y científicos?, ¿cómo evitaré la crítica despiadada?, etc., etc., etc., asediaban sin descanso a la determinación que quería dar vida a la versión digital de La Nueva Odisea. (1)

Finalmente (porque esta historia tiene un final), en una hoja de periódico que secaba la humedad del piso de mi baño apareció la respuesta: “(…) despliega el talento en pos de un objetivo noble”, finalizaron su crónica sobre el carisma Marcelo Córdova y Noemí Miranda, en el Diario La Tercera. (2) En ese instante me di cuenta que había perdido mi norte, aquella motivación que te impulsa a realizar grandes cosas, cosas importantes (para uno, no necesariamente para el resto) y, para mi sorpresa, la pregunta que siguió no fue ¿cuál es mi meta?, sino ¿por qué desapareció?, y la respuesta surgió inmediatamente resumida en una palabra: Responsabilidad.

A ojos de muchos esta palabra no invocaría tanta angustia, pero cuando lo que se dice o se hace puede afectar a muchas personas, se debe tener conciencia de la obligación moral que debe asumirse cuando se comete un error o se incursiona en áreas de investigación cuyos resultados pueden perjudicar a las personas, medio ambiente, recursos naturales, etc.

Generalidad válida para científicos y periodistas, investigadores y divulgadores, y para todo aquel cuyo quehacer involucre la integridad de otros y del entorno. En mi caso, será responder frente aquellos más vulnerables (humanos y no humanos), y ayudar a quienes carecen del conocimiento necesario para desenvolverse en una sociedad que evoluciona, y que son atropellados o excluidos por ambiciosos que manipulan información, recursos, tecnologías, gobiernos… (Agrega tu concepto).

Inesperado fue el nacimiento de este artículo pero no su resultado. Una investigación de dos años (3) me permitió concluir que debemos utilizar la Divulgación Científica para impedir que el conocimiento científico-tecnológico se convierta en una “variable” más de discriminación social y se subyugue a intereses económicos; para ello, yo me comprometo a educar a la población – para que conozca y comprenda los alcances de la ciencia y la tecnología en la sociedad y pueda participar en las decisiones que al respecto se toman –, y a proteger el patrimonio científico-tecnológico generado por investigadores de todo el mundo.

¿A qué te comprometes tú?

*****************************
(1) El año 2000 se imprimió sólo una edición de La Nueva Odisea en papel (Ver fotografía), con el fin de respaldar mi tesis durante el examen de grado. Sin embargo, tesis y revista, no fueron del agrado de algunos integrantes de la Comisión, pues éstos habrían preferido estudios sobre los estereotipos impuestos por las telenovelas o los efectos del rating en la programación (con todo respeto por aquellos que se preocupan por dichos temas).
(2)Córdova, Marcelo; Miranda, Noemí. “Describen los secretos que hacen a una persona ser carismática”. Diario La Tercera, 12 de Junio de 2005. (CHILE)
(3) Bernal Díaz, Romy. Investigación de Seminario: ¿Deben los periodistas acercar la ciencia y la tecnología a la gente? El periodismo como instrumento de formación en ciencia y tecnología, Julio 2000.

sábado, enero 13, 2007

Comentario para Eduard Punset y su viaje a las estrellas

El escrito y divulgador científico español, Eduardo Punset Casals (Barcelona, 1936), invita a los cibernautas través de sus blog a comentar sobre los temas que propone.

Frente a la temática Podremos viajar a las estrellas y la pregunta que haríamos a Miguel Alcubierre, físico que "en l994 se hizo famoso por diseñar la base teórica -respetando las implicaciones de la ley de la relatividad especial de Einstein- de los viajes espaciales", compartí lo siguiente:

Estimado:

Ahh, (suspiro)… viajes espaciales. Ciencia y Ciencia Ficción van de la mano, hechos y absurdos que nos inducen a meditar o a reír. Recuerdo la película Contacto (con Jodie Foster), donde una civilización más avanzada nos envía planos para crear un medio de transporte (para no decir nave) con que se puede visitar otros mundos. Dicho filme da soluciones tanto al problema de la velocidad y sus efectos en el cuerpo humano, como al método que se utilizaría para recorrer esas largas distancias.

Yo, preguntaría al físico Miguel Alcubierre: Si hoy, los seres humanos, no podemos lidiar con los grandes avances científicos-tecnológicos, que usamos generalmente y políticamente para hacer más daño que bien… (crecemos en conocimiento pero no espiritualidad-humanidad) ¿Estamos listos para viajar a las estrellas, cuál sería el objetivo (expedición o conquista, me parece que nos orientamos por la segunda), qué justificaría (y/o justifica) el gran gasto en recursos monetarios y humanos para alcanzar un planeta junto a una estrella distante?
¡Lo siento!, fueron tres preguntas.


Desde Chile, RBD.


NOTA: Puedes leer completo el tema propuesto y los comentarios vertidos en su sitio: http://www.eduardpunset.es/.

sábado, abril 01, 2006

sábado, marzo 04, 2006

Las diez grandes ideas de la Ciencia. Existimos en el espacio y actuamos en el tiempo

Gentileza: Manuel Calvo Hernando
Periodista Científico Español

Peter Atkins, catedrático de Química de la Universidad de Oxford, es autor de libro "El dedo de Galileo", un tomo de 436 páginas. ¿Por qué su dedo? Porque Galileo representa el punto de inflexión, el momento en que la empresa científica cambió de rumbo y sus cultivadores dejaron sus cómodos sillones, pusieron en duda la eficacia de la alianza entre racio-cinio y autoridad, con la que hasta entonces se había intentado luchar con la naturaleza del mundo, y dieron los primeros pasos titubeantes por la senda de la ciencia moderna. Arkins es autor de manuales de química de fama mundial y de obras de divulgación como La creación, de la que Richard Dawkins ha dicho que es “el libro de divulgación científica más hermoso que se haya escrito jamás”

Resumimos las diez grandes ideas de la ciencia, tal como las expone en su libro el profesor de Oxford.

1. Evolución. Emerge la complejidad. ¿Cómo se origina toda esta rica variedad de seres vivos? Lamarck (1744-1829) creyó haber dado con la clave. La pobreza y la enfermedad le acompañaron toda la vida, pero fue el fundador de la bio-logía de los invertebrados (término acuñado por él) e intentó encontrar una explicación de la existencia de las especies. La chispa de Darwin se encendió el 28 de septiembre de 1838, mientras pensaba sobre la amplia información que había reunido en su viaje en el “Beagle”, que duró cinco años. Leía, por entretenimiento, el Ensayo sobre el principio de la po-blación, de Malthus. Después se pasó 20 años reflexionando y el 1 de julio de 1858 salió a la luz, y el informe se publicó en noviembre de 1859.

La selección natural es una idea sencillísima, pero su aplicación es muy complicada. El “éxito” en este campo es algo más que mera supervivencia. Es también la capacidad de seguir reproduciéndose. Este principio se halla en el origen de la desafortunada y tan malinterpretada expresión “la supervivencia del más fuerte”, acuñada por Herbet Spencer en 1862. Cuando se considera la selección natural, hay que recordar que se trata de un proceso totalmente localizado en el espa-cio y en el tiempo. Está implicada por completo en el presente y carece en absoluto de previsión,

2. ADN. La racionalización de la biología. La gran idea es aquí “La herencia está codificada en el ADN”. Cada uno de nosotros en cien billones de seres, aproximadamente. Cada una de nuestras células (y rondan el centenar de millones), la mayoría tan distintas que hacen falta doscientas para llenar el punto de esta i contiene una plantilla de todo nuestro cuerpo. En principio (una expresión siempre peligrosamente sospechosa) si descomponemos un cuerpo en sus cien billo-nes de células, podría engendrar cien billones de personas, y si volvemos a separar todas esas personas una vez más, podrían convertirse en unos cien billones y pronto usted y sus clones dominarían por completo todo el universo. Por suer-te, hay limitaciones físicas y biológicas que hacen imposible esta fantasía. Pero la mera posibilidad de imaginarla sugiere que nuestros conocimientos sobre la naturaleza celular de la vida han alcanzado cotas sin precedentes.

El autor de este libro se formula dos preguntas para desvelar el misterio del cromosoma. ¿De que está hecha la herencia? ¿Qué es la encarnación física de la información genética? La idea de que una sustancia química lleva codificada la infor-mación hereditaria había surgido en el siglo XIX. Una vez aceptado, a partir de 1902, aproximadamente, que las proteína son largas moléculas fibrosas, se vivió un entusiasmo generalizado ante la idea de que las proteínas llevaban codificada la información genética, con distintas secuencias de aminoácidos que transmiten mensajes diferentes de una generación a la siguiente.

3. Energía. La universalización de la contabilidad. La energía no ha dejado de ser un aspecto del discurso literario, pro hoy cuenta con una vida nueva, rica y claramente delimitada dentro de la ciencia. Thomas Young (1773-1829) afirmó que el término energía podía aplicarse al producto de la masa o peso de un cuerpo por el cuadrado del número que expresa su velocidad. La observación era incompleta, pero abría un camino fascinante para entender la interpretación actual del concepto de energía y su gran importancia de su conservación. El trabajo, por ejemplo, es energía transferida de tal manera que, al menos en principio, esta energía pueda utilizarse para levantar un peso, o, en términos generales, para mover un objeto.

4. La entropía. El resorte del cambio. La gran idea es que todo cambio es consecuencia de la caída sin finalidad de la energía y la materia en el desorden. Por ello, C.P. Snow pudo afirmar que “desconocer la Segunda Ley de la termodinámica es como no haber leído nunca una obra de Shakespeare”. Una pregunta que cualquiera podría olvidarse de plantear es por qué pasan la cosas.
El profesor Atkins, en el libro que glosamos, dice que al buscar la respuesta a esta pregunta podemos llegar a una comprensión absoluta. La respuesta a la interrogación sobre el origen del cambio está en un campo científico llamado termodinámica, y que es el estudio de las transformaciones de la energía, en concreto del calor en trabajo.

5. Átomos. La reducción de la materia. La gran idea: que la materia es atómica. La ciencia tardó en captar la matemática de la materia que en entender el movimiento de esta materia. La naturaleza de lo tangible era más escurridiza que el movimiento de la tangible en el espacio, ya que si bien fácil adjudicar números a las diversas posiciones en el espacio y en el tiempo, no se tenía aún la más remota idea de cómo adjudicar números a la materia. ¿A decir verdad, los números afectaban siquiera en algo a las propiedades comúnmente consideradas químicas? ¿Acaso la naturaleza de la materia iba a ser eternamente una mera cuestión de especulación?

Pero, ¿qué son los átomos? ¿Cómo se transforman? La primera demostración de que los átomos tienen una estructura interna fue obra de J. J. Thomson (1856-1940), que en 1897 probó que podían detectarse electrones dentro de los átomos mediante descargas eléctricas. Los electrones eran la primera de las partículas subatómicas (partículas más pequeñas que los átomos) en ser identificadas. El número atómico quedó expuesto a la determinación empírica gracias a una técnica desarrollada por Henry Moseley (1887-1915) antes de ser llamado a filas y morir de un balazo en Gallipoli. Como escribiera Wilfred Owen antes de encontrarse con su propia bala la víspera del final de la guerra:
Hice mío el coraje y obtuve misterio;
hice mía la sabiduría y obtuve dominio

6. Simetría. La cuantificación de la belleza. La gran idea aquí nos llega de Galeno: “Crisipo sostiene que la belleza no consiste en los elementos, sino en la simetría de las partes”. ¿Sería posible que la belleza fuera la clave para comprender este hermoso mundo? El escultor griego Policleto de Argos, que vivó hacia 450-420 a.C., estableció las bases de nuestra comprensión actual de las partículas fundamentales. Uno de los grandes logros de la ciencia del siglo XIX fue la demostración, por el científico escocés James Clerk Maxwell (1831-1879) de que el mejor modo de concebir las fuerzas eléctrica y magnética era considerarla como las dos caras de una única fuerza electromagnética.

7. Cuantos. La simplificación de la comprensión. La gran idea, en este caso, fue la siguiente: Las ondas se comportan como partículas, y las partículas, como ondas. Una buena frase de Richard Feynman es: “Si alguien afirma saber de lo que trata la teoría de los cuantos, es que no la ha comprendido”. Hasta finales del siglo XIX, las ondas eran ondas y las partículas, partículas, sin ninguna ambigüedad. Pero, por desgracia para el entendimiento simplista, esta distinción no superó el cambio de siglo, entró un virus en la física clásica y, a las pocas décadas del siglo XX, la enfermedad que portaba lo había destruido todo por completo.

8. Cosmología. La globalización de la realidad. La gran idea es que el Universo se está expandiendo. La arrogancia del logro majestuoso está en la capacidad de la ciencia para aplicarse a la mayor cuestión de todas: el origen del Universo. La humillación ineludible e irónica es que cada revolución astronómica y cosmológica los ha reducido la singularidad de la posición del Hombre. Desde Ptolomeo para acá, el Sol se ha visto empujado a una posición insignificante en una galaxia insignificante en un grupo insignificante en el que puede resultar ser un Universo insignificante.

9. Espacio-Tiempo. El ámbito de la acción. La Gran Idea es: El espacio-tiempo está curvado por la materia, junto con una frase de Einstein: “Tiempo y espacio son modos mediante los que pensamos y no condiciones en las que vivimos”.

¿Dónde sucede todo? Cuando miramos a nuestro alrededor, la respuesta parece evidente. Existimos en el espacio y actuamos en el tiempo. ¿Pero qué es el espacio y qué es el tiempo? Pensamos en el espacio como un escenario, tal vez inmaterial. El tiempo distingue acciones sucesivas, es un rasgo del Universo que nos permite reconocer el presente como una frontera siempre cambiante entre el pasado y el futuro. En otras palabras, el espacio desenreda sucesos simultáneos; el tiempo distingue el futuro imprevisible del pasado inalterable. Juntos, espacio y tiempo extienden los sucesos sobre los lugares en una secuencia ordenada, haciéndolos comprensibles. Pero tales de espacio y tiempo son más afines al sentimiento que al verdadero conocimiento. Tal sean el puto de partida de un filósofo que el punto de llegada de un científico.

10. Aritmética. Los límites de la razón. La Gran Idea es ésta: Si la aritmética es consistente. Es incompleta. Una de mejores creaciones de la mente humana es la matemática, pues no sólo constituye la apoteosis del pensamiento racional, sino que también es la espina dorsal que confiere a la especulación científica la rigidez necesaria para afrontar la experiencia. Las hipótesis científicas son como gelatina: precisan de la rigidez de la formulación matemática para soportar la verificación experimental y acoplarse a la red de conceptos que componen la ciencia física. Una opinión muy extendida es que la matemática no es una ciencia, pues, quieras o no, puede hacer girar sus propios universos de discurso, universos de discurso, universos que apenas necesitan mantener relación con el mundo en el que parece que habitamos, salvo en el sometimiento a los rigores de la lógica.

Por lo tanto, cabría pensar que la matemática es una intrusa en este volumen que glosamos, pero resulta tan central en el modo de pensamiento de un científico que es mejor considerarla una huésped bienvenida y recibirla como una ciencia honoraria. Además, con el avance de la abstracción en las ciencias físicas y su estimulación en el seno de las biológicas, determina dónde termina la matemática y comienza la ciencia es tan difícil e inútil como trazar el mapa de las márgenes de una neblina matinal.

Peter Atkins: El dedo de Galileo: Las diez grandes ideas de la ciencia. Espasa, 2003.